Estaba yo el otro
día mirando las noticias otaku en mi teléfono móvil cuando vi un anuncio
de una nueva película de una de las series favoritas de mi infancia
llamada Los Caballeros del Zodíaco.
Me llamó bastante
la atención que después de tanto tiempo sacaran una nueva película
de una temporada que llevaba bastante tiempo finalizada (la temporada
del Santuario, en la que Seiya y los demás caballeros de bronce
debían enfrentarse a las fuerzas del Santuario para salvar a Atenea
que había sido atravesada por una flecha dorada), así que decidí
verla.
Al final resultó
ser una verdadera basura. No veo mal que intenten renovar haciendo
uso de la tecnología 3D y unos modelos que por su diseño me
recuerdan al Final Fantasy, cosa que ya de por sí no me gusta
demasiado ya que, si haces una película sobre un anime, como poco
espero que sea anime; pero eso ya es más de mi gusto personal y no
me pienso meter con los fanáticos de este tipo de películas. Lo que
no logro entender es cómo pueden meterle tal patada al hilo
argumental original y quedarse tan anchos. No entiendo cómo pueden
convertir a los caballeros en una especie de humanos con armadura
transformer (okay, los efectos estaban muy chulos, pero no venían a
cuento), ni entiendo cómo pueden poner a Atenea como una
adolescentilla que va vestida a la moda ni tampoco consigo comprender
de dónde se sacaron la imagen de que la pequeña Saori era una niña
frágil que era animada por Seiya, puesto que una cierta parte del
encanto de Saori residía en que de pequeña no valoraba a los demás
y no podía tratar a esos niños del orfanato como iguales.
Fuera de que Tatsumi
ya no sea un señor gordote con una especie de armadurita de panda y
una espada de bambú que practica Kendo, que Escorpio sea una mujer
QUE NO LLEVA MÁSCARA (a pesar de las insistentes afirmaciones de
Shaina, que a todo esto no aparece por ninguna parte, en las que
comentaba que para una mujer caballero el simple hecho de ser vista
por un hombre sin su máscara era mil veces peor que ser vista por el
mismo desnuda) y que Tauro parezca un giri de pueblo; me parece
increíble que Atenea se pasee con ellos, porque sí, porque debe de
ser genial ahora que la señorita en vez de tener que ser salvada
esté de adorno por ahí cerca, que Shun e Ikki se enfrenten a Shura
de Capricornio y que Shun eche una maravillosa charla sobre que no va
a rendirse como si esto fuera un programa de una Dora que no quiere
rendirse y desea encontrar las botitas rojas perdidas de su mono a
pesar de las dificultades de su camino y después de esa charla saque
un poder que ni él mismo sabía que tenía (porque para qué su
Tormenta Nebular que no hace nada aparte de lanzar volando al enemigo
a la otra punta de la casa, para qué si al parecer es un poder
absurdo). Otra buena que hicieron fue que Shun, que por si no se nota
es mi personaje favorito, debió dejar sus principios morales en
casa, porque en ningún momento le he visto dudar a la hora de dañar
a otro ser humano. Si seguimos esto con lo mal que dejaron a Shiryuu
(haciéndole quedar al principio como un sabelotodo insoportable que
todos esquivan), a Máscara de la Muerte (desnudándole y dejándole
como un patético ser rastrero que se arrastra implorando el perdón
al caballero que lo derrotó), a Tauro que como ya he mencionado
parecía un giri y al resto de caballeros que por cierto, la
hermosura de Géminis se fue por el retrete junto a su precioso pelo
L'Oreal azul que me gustaba bastante; podemos afirmar que esta
película deja demasiado que desear.
Fuera de efectos en
los ataques y del caballero de Pegaso (cómo no), el diseño de los
personajes se aleja bastante del original. Así están las cosas que
Atenea lleva el pelo corto y una ropa a la moda y, comenzando con los
caballeros de bronce, tenemos un Dragón castaño, un Cisne Hypster,
un Andrómeda con la homosexualidad triplicada y el pelo alisado y un
Fénix con la apariencia del típico nene malote; siguiendo con los
caballeros de oro tenemos a un Aries intelectual con gafitas y que
debe llevar consoladores portátiles en su armadura, un Tauro giri
giri con su piercing de vaca y su capa de torero (que sigo
sospechando que era un mantel y, esa es otra, entiendo que sea su
casa pero esto de meterse un banquete cuando se han infiltrado unos
intrusos pues bueno, estropea bastante su imagen de pared
impenetrable), un Géminis con el pelo acortado y, ni de lejos azul,
oscuro; un Cáncer mexicano y sin honor, un Leo que, junto a Tauro,
parece que en vez de coger sus cascos cogieron por error unos yelmos
de la feria medieval que se celebraba por la zona; un Virgo que tiene
el cuello inmovilizado debido al tamaño de su armadura y una omega
invertida en el casco, a Libra no se le ve así que no puedo comentar
nada, una Escorpio pelirroja (no sólo es mujer, sino que encima
tiene el pelo rojo, cuando los caballeros de Escorpio siempre lo han
tenido azul), un Sagitario con su perilla (cómo no), un Capricornio
bastante fino, un Acuario que lleva abalorios para sujetarse las
coletitas (en fin) y nos encontramos con Piscis y su maravilloso pelo
porque por si Escorpio no era suficiente como mujer ni los abalorios
de Acuario nos dejaban claro que entre los caballeros había habido
bastantes aperturas de armario, nuestro queridísimo Afrodita no
podía quedarse atrás y sorprendió a todo en Santuario (que por
cierto ya no está en una montaña, sino que está colgando en el
cielo tipo Pandemonium del Diablo II) con un peinado precioso (que te
recuerda a la típica chica rubia de anime con papás adinerados,
indirecta para Montmorency de Zero no Tsukaima), un gloss de labios y
una sombra de ojos digna de L'Oreal.
Total que al final,
aparte de que no está la flecha que ocasionó todo el marrón este,
las doce casas del Zodíaco parecen un show interracial mezclado con
el desfile del orgullo gay. Criticaría más y más cosas de esta
“película” pero me temo que me llevaría como 200 folios por
ambas caras y, si entro más en materia, para un doctorado.